El Pudor

Las palabras crean el mundo, las palabras son vida y como tal evolucionan y se transforman, aparecen y desaparecen. La vida de las palabras es apasionante; así sucede con la que me ocupa. Pudor procede del latín “pudor” y significa honestidad, modestia y recato, palabras que no están muy de moda aunque son imprescindibles, sobre todo la primera. Mucha honestidad hace falta en la vida pública que la privada es de cada cual. En otros tiempos se usaba pudor del latín “putor” con el sentido de mal olor, de hedor. Los lectores se asombrarán de estos significados tan opuestos pero el lenguaje es exactamente así, una sorpresa permanente.
Estos sentidos negativos son los que recupero para referirme a la esperpéntica sesión del Senado en la que se ha dado vía libre al estudio de la posibilidad de usar las lenguas cooficiales de las regiones en la llamada cámara alta aunque el adjetivo suena más bien a eufemismo o broma.
Uno de los problemas de mirarse el ombligo es que se llega a su profundo conocimiento pero se es un ignorante respecto a los otros ombligos; en España nos estamos cociendo a fuego lento porque algunos sólo se distraen con la meditación sobre la metafísica del ombligo de la ignorancia, chapoteamos en el analfabetismo funcional que impide la crítica con conocimiento y, en definitiva, la libertad, el bien preciado cervantino.
Viene a cuento lo del ombligo porque desde otros lugares muy lejanos en el espacio y muy próximos a mi corazón me preguntan ilustres colegas sobre algo que les deja perplejos y entristecidos, la pregunta es qué sucede con la lengua española en su solar originario, en España. Me sonroja explicarles que el sectarismo de unos politicastros pone multas a aquellos comerciantes que no rotulan en catalán, que no hay libertad para escolarizar a quien lo desee en la única lengua oficial de la nación, el español, que se coacciona a quien defiende la lengua común. Situaciones dramáticas y ridículas, vergonzosas en todos los casos, me obligan a explicar a hispanistas de todo el mundo la persecución que padece el español a manos de nuevos inquisidores, a manos de minorías que hacen valer sus votos para obligar al gobierno a hacer lo que a ellos les viene en gana en cada momento.
Una senadora, famosa por su correctísimo uso del idioma, un espejo en el que mirarse, un pasmo de inteligencia y de oratoria, baste señalar que para mejorar los valores expresivos de las palabras usa “contradecido” –hasta el corrector ortográfico del ordenador ha reaccionado y una línea roja se ha instalado debajo de la palabra- frente a esos carcas del idioma que afirmamos que “contradecido” es un error garrafal, un vulgarismo que muestra y demuestra la vulgaridad de la oradora; pues bien, esa senadora acaricia sonriente la cara de un tal Bofill que es el proponente de la medida por la que todos los senadores que, supongo, conocen el español, se pondrán auriculares, si prospera, ojalá que no, para que les traduzcan lo que se dice desde la tribuna; quizás, más valdría regalar tapones para los oídos porque para la mayoría de las cosas que se oyen por parte de muchos padres de la patria, mejor el silencio.
La senadora se lanza sin pudor, con el primer significado que utilizo, a ¿hablar? en gallego, vasco y valenciano para llegar a pudor con el segundo sentido. No le falta audacia, la de los ignorantes y su ignorancia es oceánica. El esperpento está servido y llega a superar a algunos de don Ramón, senadora, sí, Valle Inclán, que no sabe quién es, no importa, usted siga en los suyo que tiene un gran futuro por delante si se lo permite una ministra, que ambas sois risible caricatura de lo que debe ser un político.
La Constitución, no sé si vale la pena citarla porque está hecha unos zorros, establece de manera clara que la única lengua que es obligatorio conocer y usar en toda España es el español; las otras lenguas tan queridas y respetadas por el que esto escribe son cooficiales en sus respectivas zonas geográficas. Las cámaras representan la soberanía nacional y no hay que olvidar que la nación es una y no estamos en un estado plurinacional. El tal Bofill llena su andorga con la ingesta de sus bastardos intereses, hay que vivir y, si es posible, de la mejor manera. Odia a todo lo que suene a español empezando por la lengua pero no hace ascos a vivir del presupuesto, ya se sabe, todo es relativo.
Es perfectamente legal que se usen las lenguas cooficiales en los parlamentos regionales. Es perfectamente indecente y pudoroso en el segundo significado, traer este tema para abrir un frente de opiniones encontradas con el objetivo de distraer del verdadero problema, la crisis, mejor dicho, las crisis. Provocar con el idioma suele dar buen resultado porque la verdadera patria es la lengua aunque muchos sean conversos en un español que apenas balbucean.Pese a quien pese el español goza de una excelente salud, la unidad del idioma está garantizada y el Senado hará el más espantoso de los ridículos, además de la ilegalidad en la que caerá, cuando en sus escaños se traduzca lo que se entiende perfectamente; por otra parte, puestos a ser justos con la variedad lingüística también deben incluirse el bable, el riojano, el aragonés, el panocho y otras que se pueden añadir. Los únicos que saldrán beneficiados son los traductores, el presupuesto, a sufrir.

Aguas revueltas

Bajan revueltas las aguas de la política y de la judicatura y lo más grave, en unos momentos de crisis que la realidad confirma con triste tozudez. Es evidente que el gobierno de Rodríguez es de un nivel subterráneo; es difícil igualarlo en ignorancia, soberbia e incompetencia, ya se sabe, pero también es cierto que es tremendamente eficaz a la hora de manejar los tiempos, a la hora de confundirlo todo, de mezclarlo todo. El caso Gürtel ya lleva dos vueltas y me imagino que tendrá algunas más. La primera fue la filtración por fascículos, con desprecio absoluto por la legalidad que impone el secreto del sumario, pero ya se sabe, aquí la legalidad se queda en las inscripciones de las lápidas; una vez que el tema casi se agotó vuelve a renacer como el Fénix con esos estremecedores cincuenta mil folios, todo un monumento a la incapacidad de síntesis y una demostración palpable de la esterilidad de la instrucción.

Coincide la publicidad del sumario con momentos muy complicados para el gobierno del gasto, del despilfarro, del modelo chavista – es un objetivo, así lo creo, repartir la pobreza a cambio de casi no trabajar y de ir deteriorando las libertades para llegar a un sistema de régimen al estilo del PRI -, qué casualidad; de nuevo la maquina empieza a agitar las mismas frases, las mismas fotos, los mismo estribillos. No me cabe duda de que se trata de una campaña perfectamente diseñada, perfectamente medida para romper una de las banderas que el PP ondea con razones probadas, la de la honradez. El objetivo se resume en: Lo ven, ciudadanos y ciudadanas, ellos son corruptos, todos somos iguales y nosotros somos más simpáticos, nosotros fomentamos la felicidad del limbo, el hedonismo sin tasa; de manera que ante dos partidos igualmente emporcados, el más “colegui” es el mejor.

Corresponde al PP actuar con rapidez y eficacia, de manera que lo penal y lo político no deben separarse, al menos “ad cautelam”. No se puede dar imagen de duda o de inacción; lo reitero, la imagen; no es que no se hayan tomado medidas pero es necesario incidir aún más para que la sociedad no iguale a quienes no son iguales. Hay que impedir que aumente la deserción de los ciudadanos frente a la imprescindible y noble labor política, es urgente que todos no caigan en el mismo saco porque eso significaría un daño a la base del sistema democrático.

Las acciones deben quedar claras lo antes posible en el plano político aunque las actuaciones legales tengan otro ritmo por su propia naturaleza.

He seguido, como no puede ser de otra manera, la saga de Garzón y me asombran los argumentos en pro y en contra del juez-estrella; mejor dicho, no me asombra porque el asombro lo perdí hace mucho tiempo. Garzón tiene un ego inmenso, infinito, al que todo queda subordinado. Estas personalidades son peligrosas por volubles, porque cambian en función de criterios subjetivos, sus intereses. No cabe duda de que ha prestado importantes servicios a la res publica y también es claro que se ha creído divino y por encima de los simples mortales.

Se ha hecho rico, muy rico y dicen los que saben que instruía muy mal y que estaba casi siempre de viaje, dando cursos y conferencias que cobraba a precio de oro. Eso se puede considerar falta de preparación y desatención a su trabajo pero nada más, y es mucho. Lo grave es que ha caído en el sectarismo. Un día se levantó y decidió añadir una línea a su currículum de justiciero y vengador, iba a ser el caballero que daría la lanzada al moro muerto, en este caso, a Franco muerto. Ha hecho el más espantoso de los ridículos y ha “olvidado” que el tema estaba resuelto desde 1977.Le ha salido el tiro por la culata y se le ha venido encima una de esas estatuas ecuestres de aquel señor bajito que se han ido retirando y, claro, el bronce pesa mucho.

En lo que se refiere a su estancia en Nueva York puedo hablar con bastante conocimiento de causa. Durante mis años de director del Instituto Cervantes colaboré mucho y con provecho con la Cátedra Juan Carlos I, desde conferencias hasta exposiciones. La NYU es una universidad privada y es fundamental para ella recaudar fondos; si el señor Garzón los aportó, bienvenidos fueron. Otra cosa es, conociendo el medio como lo conozco, el monto de la ayuda, muy por encima de los precios del mercado, el señor Garzón sabrá. No entro en otros aspectos que, como en Shakespeare, “huelen a podrido”.

El debate

Se celebró el debate y cada uno se ha podido formar su opinión, directamente no muchos, la verdad, porque no creo que multitudes se hayan lanzado a los televisores y a las radios. La opinión se ha formado a partir de los resúmenes y de los artículos de opinión a los que quiero contribuir humildemente.

El punto de partida de todo debate es la realidad, los datos objetivos son tozudos aunque se puedan falsear o diluir en la realidad imaginada, en ese mundo de Alicia en el que vive de manera interesada el presidente. No niego su optimismo enfermizo, no niego su negativa a aceptar las malas noticias, incluso puedo admitir, que ya es admitir, que sea genético aunque esta bondad se compadece mal con su sectarismo, su prepotencia y su afán, poco democrático por cierto, de aislar al principal partido de la oposición, ni más ni menos que a la mitad, cuanto menos, de la sociedad española.

Los datos son negros, cuanto menos muy oscuros. El prestigio de España en el exterior es inexistente y estos años no se pueden presentar como modelo de buen gobernar. Rodríguez ha tenido como columna vertebral de su actuación; por una parte, el oportunismo de apoyarse en los grupos minoritarios en cada momento, en los más radicales que son los que mejor le van a su manera de pensar, por otra, el mensaje vacío, buenista, halagador y adormecedor que esconde las dificultades, las tragedias de millones de personas.

El problema es que esa realidad a la que me refería al principio ha dejado a Rodríguez con las vergüenzas al aire. Al principio la crisis no existía, después jugó con las palabras y, por último, se lanzó a una carrera hacia ninguna parte con tal de ganar tiempo. Esta es la clave, aguantar cueste lo que cueste, ya nos sacarán otros, ya tirarán otros, y en el momento en el que pueda dar el dato de la creación de un empleo, uno solo, creerá que ya está salvo y volverá a lo de siempre, al chalaneo de la “geometría variable”, a la sonrisa y al aquí no pasa nada, descansad y no penséis. Tampoco puede hacer mucho más porque lo que es gobernar y tomar medidas, aunque estas sean impopulares, ni de lejos.

En estos momentos el presidente se ha vestido de blanco y espera cual don Tancredo que el toro no lo enganche. El presidente necesitaba algo más que el hieratismo porque la charlatanería no es suficiente y la sonrisa se le ha quedado hecha mueca y para mayor inri la presidencia europea es un ridículo permanente y qué hacer. A alguien se le ha encendido la bombilla, un pacto, un pacto de todos y así el abrazo del oso será inocente en apariencia y el que acepte, salvo los nacionalistas y los radicales a los que se les da lo que pidan; es decir, el PP caerá en la trampa y serán aliados en el desastre con lo que su desgaste está garantizado. Sube Rodríguez a la tribuna lanza el mensaje: Mirad, oh pueblo, el PP no quiere “arrimar el hombro”, sólo desea la ruina. Mirad, oh pueblo, soy bueno y tiendo la mano pero nada de nada, ni poniendo ojitos tiernos, no aceptan.

¿Quién puede creer a estas alturas al esperpento de un gobernante?

Rajoy, lo menos que se puede decir de su intervención es que representa la dignidad, la honradez y el futuro. Superó a Rodríguez con largueza, transmitió seguridad y mostró y demostró que podemos salir de esta pesadilla que está durando demasiado tiempo.

La pasarela de Rodríguez


Los romanos se atribuían el mérito de haber llevado al género satírico a su más alta expresión frente a los griegos que, con pleno derecho, consideraban a la tragedia de su propiedad. Los norteamericanos, a su vez, son los dueños del espectáculo. Quienes hemos vivido años en aquella nación-continente y lo hemos hecho desde lugares privilegiados para la observación lo podemos corroborar. Todo es un gran montaje y la política no podía ser una excepción; y no de ahora sino casi desde el nacimiento de su república tras la guerra de la independencia.




Espectáculo y sentimientos, imágenes y frases cortas, luces y colores, globos al cielo, música, actores y actrices, pasarela y alfombra, allí es normal, aquí no tanto, pero el PSOE de Rodríguez aprende pronto y no hace ascos a todo lo que le pueda dar votos y más en una situación como la que vivimos. Se ha criticado el musical de días pasados, no voy a entrar en esa senda, quiero explicar, si me es posible, la razón de tanta fanfarria y de tanto ministro y ministra travestidos de modelos por unos minutos, vieja y nueva guardia unidas en la transmisión de la nada optimista, del vacío envuelto en celofán de colores, de la palabrería hueca con sonrisa de payaso bobo pero simpático.




Allá va el garbo y donosura de la vice, allá el atuendo frailuno del de Educación, como le corresponde, la pijez, permítaseme el palabro, de Bibiana, tan inane por dentro como por fuera, el gesto adusto de quien no tiene ni la menor idea de economía, y así hasta la llegada apoteósica del dúo, Rodríguez y Sonsoles, imagen de hermanos, casi clones el uno de la otra y al revés. Claro está que para muchos esta es una percepción demagógica y falaz y consideran el colmo de la naturalidad, de la elegancia y del tronío a este gabinete; allá cada cual, esa es la verdadera libertad.




La pasarela de ministros era el coro de diseño para transmitir una imagen juvenil, dinámica, ágil, frente al vacío de los contenidos; aquí está la clave, le cambio una imagen por un pensamiento; de lo segundo no tengo, pues nada, déme de lo primero, de eso sí, hasta reventar. Allá iban para cantar las glorias de Rodríguez y les garantizo que funciona, lleva funcionando cinco años llenos de desastres objetivos y de mensajes subjetivos, impresionistas, mal articulados pero con muy buen rollito, de eso se trata de tener buen rollito, la realidad es otra cosa, aburrida, llena de colas de parados, de autónomos que cierran; de eso se trata, de vender que papá Rodríguez vela por todos. La sociedad española es muy dada a engatusarse con cualquier fruslería que les suene bien, es, guste o no, una sociedad posbarroca en la que la imagen vale más que el contenido.




Rodríguez articuló sonidos y poco más, alzó la voz en su universo mediático para proclamar dos cosas, la recesión ha pasado ya aunque no sepa ni pueda dar un dato al respecto, pero suena bien, a qué sí, a que es mejor creerlo que rebuscar en los contenedores de basura, o, para ser exactos, seguimos rebuscando pero con la ilusión de que esta pesadilla se acabará muy pronto. El segundo ¿mensaje? La nueva ley que va a sostener todo lo sostenible; eso no se lo cree nadie pero queda muy bien y los ecologistas y la izquierda extrema se pone como una moto. La nueva ley que va a cambiar el modelo de producción en un país donde no se produce, donde se trabaja muy poco porque la cultura dominante es la de los derechos y no la de las obligaciones, un país con un paro estremecedor, con una educación por los suelos y con una investigación que es para echarse a llorar por las esquinas.




Ya lo sé, es mejor el jazz y los presentadores idiotizados que hacen preguntas idiotas y se lo llevan calentito pero ojo y cuidado, así se ganan votos a espuertas y no hay que subestimar una estrategia que les está dando magníficos resultados.

La Baraca de Rodríguez

Estoy seguro de que a Rodríguez lo que más le puede molestar es tener algo en común con Franco, ese señor bajito del que Garzón, el pasmo de los jueces, pidió el certificado de defunción para estar seguro de que no lo mandaba fusilar desde su tumba en el Valle, siempre es bueno asegurarse; pues bien, Rodríguez tiene en común con Franco una cualidad que se llama “baraca”, es una palabra del árabe marroquí que en su sentido estricto es don divino que poseen algunos elegidos; en uso más coloquial significa buena suerte y a fe que Rodríguez tiene baraca; mira que con la que está cayendo, con el crecimiento del paro, con la crisis rugiendo como marabunta por las callejuelas desoladas de la necesidad, con el déficit, con la corrupción de socialistas que se han presentado como ejemplos de honestidad en la gestión municipal, con el Alacrana; en fin, con un gobierno de chiste si no fuera tan dañino para la sociedad española, con un gobierno dando tumbos, vamos, como para estar por los suelos en las encuestas y nada, no hay manera, el PP se lo pone muy fácil.




Llevamos meses con todos los focos centrados en Valencia, en Madrid, en Costa, en Camps, en Aguirre, en Cobo, en Gallardón, y un día y otro y otro, crisis del PP, crisis del PP, mientras, Rodríguez desaparecido probándose la corona mural, el manto bordado con eles de laico y la nueva varita mágica de la demagogia, el equipo de la señorita Pepis para Europa. Rodríguez no se caracteriza por su valor, para dar la cara están el de Interior, un diablillo que es, con sus mentiras, sus escuchas, sus pasteleos, y la vicepresidenta, la de verdad, no la plañidera que sigue gritando ¡machista! Veo a la vice algo descompuesta pero será sólo una apreciación, ella sigue adelante con ese rictus de desprecio y soberbia que se le va acentuando hasta hacer de la cara mueca y de cada palabra una maldad; mientras que estén estos dos y alguno más que se añade según conviene, Rodríguez a lo suyo, es decir, justo a lo que no es de todos.



Es imprescindible que en el PP haya orden, disciplina y unidad, como es normal en todos los partidos que aspiran a gobernar y no a vegetar en la oposición; pero, claro, el PP olvida con enorme facilidad que tiene a la inmensa mayoría de los medios de comunicación en contra y que, pongamos un ejemplo, si a Rajoy le sale un panadizo y Rodríguez se parte una pierna, la noticia es esa leve inflamación de un dedo del presidente del PP, está es la purita verdad y lo demás son tonterías. Cualquier percance del PP se eleva a categoría máxima y cualquier desastre del PSOE se minimiza hasta casi desaparecer; de manera, que a aplicarse, a ser una piña y a hacer oposición con lo que le interesa a los ciudadanos; a los díscolos y a las díscolas se les aplica el reglamento de manera estricta y vamos “p´alante” que no está la magdalena para tafetanes.



Si yo fuera uno de los familiares de cualquiera de los marineros del Alacrana estaría poniendo velas a todos los santos, sólo de pensar que, en teoría, le corresponde a Exteriores, es decir, a Moratinos, llevar la negociación, no me cabría la camisa en el cuerpo. La diplomacia española es la que es, nada de nada, ridículo sobre ridículo, Moratinos un inútil con dilatada experiencia de inútil; a esto se le añade Garzón, otra vez, el diablillo de Interior y una señora adusta, seca, que no habla porque no se le vaya a estropear el futuro, que ella va para presidenta, el trío de la bencina, para echarse a temblar, para salir en manifestación que es lo que han hecho las familias y muy bien, mejor que bien, que si no gritan acaban los marineros como Cervantes en Argel, ahora no les quedará más remedio que trasladar a los piratas, vaya numerito con que si uno de ellos es menor, si no lo es, llévatelo tú, no, yo no, y, claro, pagar. Lo podrían haber hecho hace muchos días y ahorrar sufrimiento a mucha gente.

Una pregunta

En una tertulia de hace pocos días planteé una pregunta retórica referida a los Presupuestos Generales del Estado en particular y a la política económica en general: Si todos los expertos de prestigio y todas las instituciones económicas coinciden en que la política económica de Rodríguez está equivocada, qué le mueve a seguir adelante.

Creo que la respuesta a esta pregunta es importante en el actual contexto de desempleo, caída del consumo, incremento desorbitado de la deuda pública, crisis en suma. Sabemos, porque ya llevamos un quinquenio de declive general, que Rodríguez no se caracteriza por su humildad. Es un ejemplo acabado de sectario; es decir, persona fanática e intransigente de una idea. El fanatismo no admite matices, es estólido, es incapaz de aceptar el error, esa posibilidad no existe en su estructura mental y Rodríguez une a lo anterior el populismo más primario pero efectivo a la hora de vender una realidad que es un placebo, y funciona de la mano de los domesticados medios fieles y serviles al gobierno.

La política económica del ejecutivo, según el gobernador del Banco de España, nombrado por el gobierno por cierto, gasta más del cincuenta por ciento de lo que ingresa. Esta evidencia tiene un nombre, ruina, estamos instalados en la ruina y Rodríguez convencido de que hace lo mejor. Es muy peligroso tener de presidente del gobierno a un mesiánico de ignorancia oceánica. ¿Todos los expertos están equivocados? No por cierto, pero tampoco hay que pensar que Rodríguez no tenga sus planes.

La palabra social es la clave, el mensaje muy sencillo. Con la derecha cavernícola los pobres serían mucho más pobres, con el PP el paro sería infinito; sin embargo, aquí estamos nosotros se dirá a sí mismo, en la soledad de ese palacio gafado que se llama Moncloa, el nieto de Pablo Iglesias. Todos están equivocados menos yo, el único que sabe lo que le conviene a…, cómo se llama, me lo sé cuando tengo que hablar en público, pero aquí, en privado, en este silencio, no, no me acuerdo, es una palabra que no me sale, es el nombre del país, vade retro, lo de nación.

La palabra social es el principio y el fin, estamos con los pobres, los descamisados, por eso vamos a subir los impuestos. Oiga, que el IVA lo pagamos todos. Imbécil, no me venga con tonterías, no me estropee la foto paternalista de presidente experto en “pobreza controlada”, el IVA y lo que haga falta subo yo, menudo soy. Los pobres, los pobres, esos son mis votantes, esos mis fieles, yo los acaudillo, yo los comando, los dirijo, yo, yo, yo…

Nada de bajar impuestos, nada de plantearse reformas consensuadas del mercado laboral, nada de incentivar el trabajo, el esfuerzo, nada de eso, tranquilidad, serenidad, subvención, papá Estado, papá Rodríguez, que no se puede comer en chiringuito, pues se come en la arena un bocadillo de algo pero sin trabajar, esa es la cultura que impulsa este gobierno y este sistema educativo que, por supuesto, ni es sistema ni es educativo.

Rodríguez piensa que ya tirarán los demás, que ya nos sacarán del pozo esos países tan lejanos a sus planteamientos políticos, que hasta 2012 queda tiempo, eso, tiempo, boqueando fuera del agua resiste con inyecciones de demagogia, aguantar y me recuperaré, esa es la explicación a la pregunta inicial.

Ningún especialista, salvo los de la corte que le rodea y le adula, cree en los presupuestos presentados como motor de una recuperación imaginaria, nadie cree en las medidas de parche presentadas como remedio al paro galopante. Todo se fía al trabajo de los demás, al de los otros países europeos. Creo con toda convicción que hay que remontarse a Fernando VII para encontrar semejante cúmulo de desastres e incapacidad en un (des)gobernante.

Aquí no pasa nada

Se inició el curso político con más de lo mismo, más de miles de tragedias personales, las de los hombres y las mujeres que se incorporan al paro, la de los autónomos que tienen que cerrar sus empresas, tragedias con nombres y apellidos, lo más opuesto a la abstracción. Se inició el curso político con la marcha de algunos que fueron ministros; sobre todo ese señor tan alegre e ingenioso, sí, Solbes, al que le atribuían unas cualidades que yo no he visto por ninguna parte. Un funcionario de manguitos y visera sin capacidad de reacción, con muchas contradicciones, demasiadas.

Se inicia el curso con Rodríguez solo, eso dicen los comentaristas políticos. No creo que, caso de que la esa soledad exista, le importe demasiado. Rodríguez, Atila para los suyos, ha apiolado a históricos y menos históricos. El presidente malhadado no se conmueve, él mira por encima de la prosa diaria, él está tan alto, tan alto..., sus ojos se dirigen a un socialismo de los mil años, el paro y la crisis no son relevantes en un proyecto que pretende ser infinito y que está apoyado en la impecable trayectoria democrática de Chávez y Morales, faros de su política de populismo analfabeto.

El presidente no ve matices, su ejercicio de simplificación de la realidad es extraordinario. Se trata de encontrar una frase para cada caso, una frase sencillita que se expande hasta llegar a una sociedad que, lamentablemente, tiene un nivel educativo en ruinas cutres, que no gloriosas. La frase debe ser, sobre todo, populista; debe ser irracional pero muy emotiva. No le falta talento demagógico ni capacidad para presentarse, en este caso, como una víctima del capitalismo más salvaje.

Rodríguez es muy, muy bueno y estaba dedicado a hacernos muy felices, iba apretando el nudo de la esclavitud con medidas que nada tenían que ver con la realidad, medidas muy progresistas; rodeado de un gabinete de diseño y de inmensa inteligencia intelectual, pactando a cencerros tapados con los extremistas, o con cualquiera que dé los votos suficientes. ¿Ética? ¿Cómo? ¿De qué me habla? Se le cruzó la crisis. Lo primero, negarla; lo segundo, huir, buscar culpables, yo no he sido dijo el niño al lado del jarrón roto, eso es España hoy, un jarrón roto que, además, no se ha pagado; eso sí, refrendos independentistas, todos los que ustedes quieran, y más, hay que distraer, hay que desviar la atención como sea, al precio que sea.

No son los recursos retóricos desconocidos, muy al contrario, son centenarios, se trata de encontrar un chivo expiatorio, ahora le toca a la banca. Rodríguez es el padre de todos los parados, el dispensador de 420 euros y tantas otras cosas; claro está que todo es mentira y que, con diferencia, es el peor gobernante en décadas aunque cada uno tiene lo que se merece y él ha tomado el pulso a extremistas y a millones de españoles. La subida de impuestos no afectará a todos los sufridores de las clases medias y seguiremos peor, situación que favorece los gobiernos personalistas con tendencia al caudillismo aunque se vista con lenguaje democrático.

Mucho trabjo queda por hacer. Hay que sacar del armario la palabra regeneración y aplicarla en todos los órdenes. Cuarenta años, sí cuarenta, desde el Libro Blanco de Villar Palasí, son muchos, y el sistema educativo se ha ido cayendo poco a poco. El PSOE es el gran responsable. En paralelo, la abdicación que han hecho las familias de sus obligaciones, el crecimiento de una sociedad débil que no quiere trabajar; en fin, todo eso que los progres de vía estrecha llaman catastrofismo y que la tozuda realidad muestra y demuestra cada día. La gestión de Rodríguez es nefasta y no es cuestión de lucha de partidos, es incapacidad de la persona que huye de los problemas y se cubre con la capa de la más burda demagogia.